¿Asimetría política o dislexia ideológica?
Líbana Nacif Heredia
Hablar de izquierda o derecha en tiempos de democracia significa delimitar una postura, una línea de pensamiento que consigna el trabajo de una organización, una ley o humano, significa también admitir la existencia de la pluralidad ideológica que predomina en una sociedad –la democrática- porque todos y todas piensan diferente.
El sistema político guerrerence se encuentra hoy muy lejos de ser catalogado con alguna ideología especifica, la pluralidad ideológica existente entre los gobernantes de nuestro “sistema democrático” ha sido guardada en la cajita de pandoras para ser utilizada solo en tiempos electorales, tiempos en los que el tratamiento de las demandas sociales y su propuesta de resolución ideologizante resultan trascendentes para la consecución de sus objetivos. Y es ahí en donde la izquierda, el centro y la derecha son protagonistas.
La dinámica del régimen ha orillado a los actores políticos a tal situación, con la construcción de coaliciones parlamentarias, por ejemplo, la trasgresión a la identidad ideológica de cada fracción del partido es evidente. El argumento resulta ser lograr una mayor gobernabilidad mediante la construcción de consensos, mas sin embargo, dichos consensos se ven rebasados por los intereses políticos de quienes los llevan acabo dejando a un lado, por supuesto, aquello que idealmente los identifica como fracción, la pertenencia a un partido u otro, la pertenencia a una organización definida por: su dinámica interna, sus principios ideológico, su plan de acción.
Por definición un partido político es, una asociación de individuos unidos por la defensa de unos intereses. (…) intereses que se enmarcan dentro de una ideología o concepción del mundo (Matas, 1996). Sin embargo este ideal se pierde al hacer el análisis de las dinámicas de estas organizaciones.
Hoy vemos a un PRD que lejos de ser partido de masas que trabaja por la defensa de los intereses de las mayorías y que procura el acceso al poder de los relegados del régimen, es una organización convertida en un catch all party (Kirchheimer, 1980) un partido cuya finalidad es conseguir el máximo número de electores, lo que comporta minimizar sus rasgos ideológicos, siendo que su radicalismo en este sentido, fue lo que le dio origen y grandeza, dejando ver así la dislexia ideológica por la que atraviesa.
El PAN y sus militantes, lejos de denominarse derechista, liberalista, disciplinado, se encuentra hoy perdido en la complejidad del poder de sus cuadros, dirigentes todos, poderosos, y sumidos en el escándalo de un asesinato que deja entrever la crisis interna en todos los sentidos, la asimetría ideológica definida por el contraste entre su férrea defensa del elitismo conservador, las acciones de sus representantes y la vida privada de sus hombres públicos.
El PRI… del PRI qué decir...
Ahora conviene reflexionar, ¿debemos exigir simetría ideológica de nuestros partidos y actores políticos antes y después de los comicios? en un régimen democrático que se reconstruye en base al reconocimiento y defensa de la pluralidad ideológica de su sociedad. ¿Conviene exigir congruencia ideológica en las acciones de gobierno? cuando este se encuentra conformado por representantes ideológicamente diferenciados, cuando la construcción de consensos vía coaliciones de gobierno resulta la única vía hacia la gobernabilidad.