La jornada priísta, enfrentamiento entre dos polos: el grupo de la experiencia y el de la juventud.

La fiesta política inició el último sábado de junio, fue un día soleado y caluroso en el que el PRI celebró sus elecciones internas. Pasadas las seis de la tarde, una nube negra comenzó a extenderse en el cielo sanmarqueño anunciando la espera de una tormenta, así mismo conforme se corría la voz de los primeros resultados de las casillas de las comunidades vecinas, otra tormenta se anunciaba cargada de la melancolía y tristeza que acompaña los días grises, esta se dejaba venir poco a poco sobre el grupo priísta tradicional que fue derrotado en las urnas aquél sábado de fenómenos bipolares, como sus cambios drásticos de clima por un lado y la competencia política entre dos bandos antagónicos por otro, el de “la tradición”, bajo la estrategia y la táctica finamente elaborada del grupo que a través de los años ha administrado los destinos del PRI, y por otro lado el grupo que llamaré de “aleación ciudadana” que gira alrededor de un nuevo liderazgo y aglutina a dos grandes familias, hombres y mujeres sin partido, personas que han trabajado en anteriores administraciones y gran cantidad de jóvenes.

Fueron cinco las casillas instaladas para esta elección, ubicadas en las comunidades de Las Mesas, El Palomar, El Tamarindo, Las Vigas y la cabecera municipal de San Marcos, con un total de 5 714 votos de los cuales el 47.7% fueron para Tomás Hernández Palma del grupo de “la tradición” frente a un 52.3% que dió el triunfo a Arturo Heredia Agatón, de “aleación ciudadana”, según los registros proporcionados por este último.