miércoles, 7 de enero de 2009

San Marcos


El sol naciente apagado por la ola verde


Por Líbana Nacif Heredia
Eran constantes las reuniones arriba de “SOFIPA”. Y llegada la época decembrina el PRD celebraba su primera victoria electoral en San Marcos con una pozada por todo lo alto, cerrando la avenida Zaragoza a unos pasos del Ayuntamiento. La distancia física entre la sede de aquella fiesta y el edificio que alberga el poder público municipal, simbolizaba la entonces proximidad de su instauración en el gobierno. En el edificio, aun pendían las luces y adornos decorativos del mes patrio resaltando los colores de la bandera nacional, mismos que lleva el emblema del partido tricolor que gobernó casi ininterrumpidamente el municipio, a excepción de aquel memorable periodo en el que Sotelo del Carmen logró instaurar el primer gobierno panista en la historia de San Marcos. La permanencia de aquellos adornos tricolores a destiempo, quizá intentaba recordar hasta el último minuto la presencia de un partido político que al iniciar el nuevo año no tendría mas el dominio del poder, o talvez, indicaba que aún el juego político no terminaba y que sería precipitado despedir al partido hegemónico.

Por su parte, en el PRI la esperanza parecía perdida, no hubo pozadas institucionales ni abrazos de navidad optimistas, el resultado del proceso electoral a esas alturas parecía irreversible por lo que simpatizantes de Heredia avanzaban en sus planes “B”, algunos ajenos al partido y a la vida política de los próximos cuatro años, el sueño americano sería la opción de varios, otros buscarían trabajo en instituciones privadas, emigrando quizá a otras ciudades y no faltó quien comenzara a alinearse a la nueva clase gobernante.

Y se acercaba el día. Durante el fin de semana anterior al lunes negro de los perredistas, se observó nuevamente intensa actividad en la casa de Heredia, Arturo siempre dijo a sus seguidor@s que nada era definitivo, que la demanda seguía en curso y que “no dejaran de rezar por el triunfo”, pero quizá la movilización fue para darse apoyo ante la ratificación de la derrota y acompañarse en el duelo el día de la toma de protesta, o talvez, por el contrario, la esperanza revivió en aquellas horas previas y en realidad se organizaban para recibir al fin la noticia de la victoria y estar preparados para contener el desequilibrio político que causaría la histórica deliberación del tribunal.

Mientras tanto en la segunda planta del edificio “SOFIPA”, cuartel de guerra del PRD, se registraba también intensa movilización aquel fin de semana. Se decía que ultimaban detalles para la toma de protesta, pero no faltó quien pregonara el rumor de que ya tenían la certeza de que se avecinaba una tormenta.

Y así fue, la noticia muy pronto corrió por todo el pueblo. Que Gustavo Villanueva no sería el próximo presidente sino Arturo Heredia se comentaba en las calles, en el mercado, en las bodas y XV años. Pronto l@s seguidor@s de Villanueva Barrera reaccionaron ante la noticia, al día siguiente convocaron a una reunión informativa en la explanada de Ayuntamiento, ahora mas cerca de el que en la pozada, pero mas lejos del poder que en cualquier otro momento. En aquella asamblea, se denunció la deliberación de TEPJF y se convocó a la protesta pacifica mediante un plantón en las afueras de Ayuntamiento.

Llama la atención que en aquel acto, después de las protestas de seguidoras y seguidores de Villanueva rechazando la medida del TEPJF invitando a la toma de la explanada, cuando tomó la palabra el “expresidentes electo” contradijo la iniciativa de su equipo e invitó a sus seguidor@s a rechazar esa medida, por el contrario dijo estar “satisfecho pero no contento” con los resultados del proceso. También declaró que no encabezaría el movimiento pero “apoyaría” las medidas que tomaran quienes lo han apoyado tanto. A pesar de las opiniones del excandidato presidencial y expresidentes electo la medida se tomó e inició en ese instante la movilización contra el que llaman “presidente espurio”.

Las lecciones sobre esta coyuntura son muchas si se critica desde sus diferentes dimensiones.

Primero, resulta curioso observar la enorme contradicción en la lógica de la dirigencia del movimiento. Por un lado el propio Gustavo Villanueva que por su condición de excandidato a presidente municipal resulta líder natural del perredismo por lo que resulta él la figura más legítima para abanderar el movimiento que pugna por una decisión que afectó a él mas que a nadie, no solamente en términos de sus intereses y aspiraciones personales sino como protagonista de un proceso electoral y personaje que logró convocar, durante su campaña y hasta el día de la elección, la mayor cantidad de gente antes convocada por un líder perredista en San Marcos. En su lugar existe una “comisión coordinadora” en la que Villanueva no ocupa un espacio, ello pone en evidencia la falta de liderazgo del excandidato a la presidencia entre su grupo.

Segundo, debido al cuestionado triunfo de Arturo Heredia Agantón, aunque legitimado por el TEPJF y avalado por el Gobierno del Estado (al enviar el Gobernador a su Representante a la toma de protesta), y a las acciones de protesta perredistas, Heredia se verá obligado a emprender acciones de gobierno inmediatas con el fin de construir una mayor aceptación de la población desconcertada, misma aceptación que le permita llevar acabo su gestión de manera eficaz.

Y tercero, hablar de que el triunfo fue producto de una negociación y no de la voluntad popular es ingenuo y ridículo si se piensa en las acciones que llevaron acabo PRI y PRD para ganar la contienda, porque anulada o no la casilla que dio la victoria a Heredia, se cometieron infinidad de delitos electorales en los dos bandos, si el PRD hubiera obtenido menor votación que el PRI, el primero hubiera tenido igualmente los suficientes argumentos para impugnar el resultado.

El proceso electoral acontecido en San Marcos pone en tela de juicio las condiciones en que se encuentra la democracia y la legalidad en nuestro país. Se ha demostrado que ganar una elección municipal no solo depende del número de votos obtenidos en las urnas, la victoria electoral tiene que ver con la astucia, conocimiento y la estrategia postelectoral implementada por cada uno de los contendientes.

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Líbana Nacif Heredia

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