Por Líbana Nacif Heredia
Dicen que es un joven preparado, entusiasta y heredero de las más finas cualidades de su padre, cuentan que en su haber presume de la presidencia de su propia asociación política nacional con la que ha trabajado en el desarrollo social del estado en los últimos años, politólogo de la UNAM, con dificultades en el habla y escaso carisma; le dicen “layito” para diferenciarlo del padre, ha declarado querer escribir su propia historia consiente de que no lo conocen y dispuesto a ser reconocido. Es Ángel Aguirre Herrera, joven hijo del exgobernador, exdiputado y senador de la república Ángel Aguirre Rivero.
Sus aspiraciones por la candidatura a la diputación federal por el VIII distrito correspondiente a la costa chica, han sido fuertemente criticadas por los propios priístas y las diferentes expresiones políticas en el estado. Y es que resulta lógico pensar en su candidatura y vincularlo directamente con la influencia política de su padre en la región, influencia que ha comenzado a operar ha decir del exdiputado costachiquense y exalcalde de Marquelia René González Justo, prueba de ello es la negación de su registro como precandidato a diputado por ese mismo distrito, dejándole el camino libre como único precandidato registrado, sin experiencia política y poco conocimiento de las necesidades reales de la región, el joven Aguirre ya es candidato a diputado federal por el VIII distrito.
Sin embargo la polémica alrededor de Layito Aguirre, tiende adquirir nuevas dimensiones, más allá de su cómodo acceso a la candidatura y las facilidades de penetración que se le han otorgado ya, en algunos municipios de su distrito electoral, la candidatura de Aguirre Herrera significa la oportunidad de acceso a un joven a la representación política en sus mas altas esferas.
Sorprende la presencia de un aspirante tan joven a semejante puesto político, sobre todo en un partido donde ha quedado por demás demostrado que la clase política con posibilidades de acceder a los altos mandos se ha venido rotando dichos espacios elección tras elección. Prueba de ello es la lista de precandidatos priístas a las diputaciones en el resto de los distritos electorales, así mismo lo corroboran las características de la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso Local compuesta por exlegisladores y expresidentes municipales.
El relevo generacional en la cúpula puede ser un buen pretexto, sin embargo las condiciones dadas en esta asignación exigen justificaciones contundentes, habrá entonces que pensar en el proyecto de Aguirre Herrera y preguntarnos si realmente su candidatura representa una alternativa para las y los jóvenes, si el relevo generacional que acuña desde hace tiempo como bandera de lucha (desde el nombre de su asociación política), representa un mínimo de apertura real para las nuevas generaciones de políticos, es decir, si su candidatura y su proyecto político (si existiera) generará más y mejores espacios para los jóvenes políticos de la costa chica y el estado de Guerrero.
La respuesta a esta interrogante podrá deducirse desde sus primeros movimientos, la conformación de su equipo de campaña, por ejemplo, deberá ser congruente con su bandera de lucha, ello implicará la integración de esa generación que pretende renovar al partido y la política misma, jóvenes dispuestos y preparados para el relevo generacional, con propuestas y estrategias que generen la participación activa y sustancial de mas jóvenes. Ello no será tarea fácil en una región donde la participación política juvenil es tan baja, además debido a la influencia que ejerce su padre ante la añeja clase política, Layito Aguirre se verá obligado a reclutar una avasalladora cantidad de jóvenes entre sus simpatizantes, misma que de cuenta de su liderazgo personal más allá de la influencia de su padre, de lo contrario, los votos que obtenga seguirán siendo la herencia de su Aguirre Rivero y su participación política seguirá representando para la ciudadanía la de un candidato hecho a la sombra de su progenitor.
Dicen que es un joven preparado, entusiasta y heredero de las más finas cualidades de su padre, cuentan que en su haber presume de la presidencia de su propia asociación política nacional con la que ha trabajado en el desarrollo social del estado en los últimos años, politólogo de la UNAM, con dificultades en el habla y escaso carisma; le dicen “layito” para diferenciarlo del padre, ha declarado querer escribir su propia historia consiente de que no lo conocen y dispuesto a ser reconocido. Es Ángel Aguirre Herrera, joven hijo del exgobernador, exdiputado y senador de la república Ángel Aguirre Rivero.
Sus aspiraciones por la candidatura a la diputación federal por el VIII distrito correspondiente a la costa chica, han sido fuertemente criticadas por los propios priístas y las diferentes expresiones políticas en el estado. Y es que resulta lógico pensar en su candidatura y vincularlo directamente con la influencia política de su padre en la región, influencia que ha comenzado a operar ha decir del exdiputado costachiquense y exalcalde de Marquelia René González Justo, prueba de ello es la negación de su registro como precandidato a diputado por ese mismo distrito, dejándole el camino libre como único precandidato registrado, sin experiencia política y poco conocimiento de las necesidades reales de la región, el joven Aguirre ya es candidato a diputado federal por el VIII distrito.
Sin embargo la polémica alrededor de Layito Aguirre, tiende adquirir nuevas dimensiones, más allá de su cómodo acceso a la candidatura y las facilidades de penetración que se le han otorgado ya, en algunos municipios de su distrito electoral, la candidatura de Aguirre Herrera significa la oportunidad de acceso a un joven a la representación política en sus mas altas esferas.
Sorprende la presencia de un aspirante tan joven a semejante puesto político, sobre todo en un partido donde ha quedado por demás demostrado que la clase política con posibilidades de acceder a los altos mandos se ha venido rotando dichos espacios elección tras elección. Prueba de ello es la lista de precandidatos priístas a las diputaciones en el resto de los distritos electorales, así mismo lo corroboran las características de la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso Local compuesta por exlegisladores y expresidentes municipales.
El relevo generacional en la cúpula puede ser un buen pretexto, sin embargo las condiciones dadas en esta asignación exigen justificaciones contundentes, habrá entonces que pensar en el proyecto de Aguirre Herrera y preguntarnos si realmente su candidatura representa una alternativa para las y los jóvenes, si el relevo generacional que acuña desde hace tiempo como bandera de lucha (desde el nombre de su asociación política), representa un mínimo de apertura real para las nuevas generaciones de políticos, es decir, si su candidatura y su proyecto político (si existiera) generará más y mejores espacios para los jóvenes políticos de la costa chica y el estado de Guerrero.
La respuesta a esta interrogante podrá deducirse desde sus primeros movimientos, la conformación de su equipo de campaña, por ejemplo, deberá ser congruente con su bandera de lucha, ello implicará la integración de esa generación que pretende renovar al partido y la política misma, jóvenes dispuestos y preparados para el relevo generacional, con propuestas y estrategias que generen la participación activa y sustancial de mas jóvenes. Ello no será tarea fácil en una región donde la participación política juvenil es tan baja, además debido a la influencia que ejerce su padre ante la añeja clase política, Layito Aguirre se verá obligado a reclutar una avasalladora cantidad de jóvenes entre sus simpatizantes, misma que de cuenta de su liderazgo personal más allá de la influencia de su padre, de lo contrario, los votos que obtenga seguirán siendo la herencia de su Aguirre Rivero y su participación política seguirá representando para la ciudadanía la de un candidato hecho a la sombra de su progenitor.