Por Líbana Nacif Heredia
En palabras del General Heriberto Salinas Altés, “Guerrero se encuentra en un lugar privilegiado en materia de seguridad pública” y el balance de lo que va del año 2009, permite observar la eficacia de los trabajos de elementos policíacos, nuevas estrategias, sistemas y tecnología de protección civil.
La región de la Costa Grande, ha sido durante los últimos meses escenario de numerosos delitos de los que resaltan aquellos orquestados por el crimen organizado y dan cuenta de la preeminencia de bandas delictivas, las que a juzgar por las características de sus atentados y la impunidad en la que permanecen, generan la sospecha de que las propias autoridades públicas ejercen cierta complicidad.
No obstante, en el municipio de José Azueta, el de mayor nivel de desarrollo de la región, se erige desde hace poco más de un año el Cuartel Regional de Seguridad Pública y Protección Civil, un sitio que pretende funcionar como punto de recepción de información y organización de los operativos de seguridad regionales, en el que además se instruya a la policía y profesionalice a los próximos funcionarios de este rubro en los ayuntamientos y el gobierno del estado.
Los cuarteles regionales en todo Guerrero, sin duda representan un proyecto ambicioso con el que el gobierno pretende generar la sensación de seguridad y tranquilidad entre la sociedad para dar cuenta de que trabaja por el bienestar de la ciudadanía, sin embargo más allá del impacto en la opinión pública que pudiera representar la creación de tales instancias, habrá que analizar su pertinencia en los municipios cedes y los resultados que se pretendan a corto plazo.
El caso del cuartel de la Costa Grande, merece un particular análisis desde la perspectiva de los crímenes de alto impacto, delitos y presencia de bandas del crimen organizado y grupos armados que permean la dinámica social y la vida política en la zona.
Es claro que habrá que esperar los primeros resultados de sus programas, pero la pregunta es ¿cuánto tiempo más? si se ha anunciado ya una disminución de los crímenes de alto impacto y sin embargo siguen habiendo numerosos levantamientos, atentados, asesinatos y emboscadas que gozan de una total impunidad al grado de que los responsables se dan el lujo de adjudicarse los delitos a través de mensajes que al final de cuentas, para las autoridades competentes – o incompetentes- no representan nada.
Con un cuartel de seguridad pública erigido a lo alto de la colina, cual mirador que vela por la seguridad del pueblo, los criminales siguen ahí, envueltos en hojas de periódicos, y el terror y la angustia desarraigándose poco a poco de la población, que hoy ha aprendido a vivir así, en plena conciencia de que el delito se baña en sus costas y se esconde entre las olas.
En palabras del General Heriberto Salinas Altés, “Guerrero se encuentra en un lugar privilegiado en materia de seguridad pública” y el balance de lo que va del año 2009, permite observar la eficacia de los trabajos de elementos policíacos, nuevas estrategias, sistemas y tecnología de protección civil.
La región de la Costa Grande, ha sido durante los últimos meses escenario de numerosos delitos de los que resaltan aquellos orquestados por el crimen organizado y dan cuenta de la preeminencia de bandas delictivas, las que a juzgar por las características de sus atentados y la impunidad en la que permanecen, generan la sospecha de que las propias autoridades públicas ejercen cierta complicidad.
No obstante, en el municipio de José Azueta, el de mayor nivel de desarrollo de la región, se erige desde hace poco más de un año el Cuartel Regional de Seguridad Pública y Protección Civil, un sitio que pretende funcionar como punto de recepción de información y organización de los operativos de seguridad regionales, en el que además se instruya a la policía y profesionalice a los próximos funcionarios de este rubro en los ayuntamientos y el gobierno del estado.
Los cuarteles regionales en todo Guerrero, sin duda representan un proyecto ambicioso con el que el gobierno pretende generar la sensación de seguridad y tranquilidad entre la sociedad para dar cuenta de que trabaja por el bienestar de la ciudadanía, sin embargo más allá del impacto en la opinión pública que pudiera representar la creación de tales instancias, habrá que analizar su pertinencia en los municipios cedes y los resultados que se pretendan a corto plazo.
El caso del cuartel de la Costa Grande, merece un particular análisis desde la perspectiva de los crímenes de alto impacto, delitos y presencia de bandas del crimen organizado y grupos armados que permean la dinámica social y la vida política en la zona.
Es claro que habrá que esperar los primeros resultados de sus programas, pero la pregunta es ¿cuánto tiempo más? si se ha anunciado ya una disminución de los crímenes de alto impacto y sin embargo siguen habiendo numerosos levantamientos, atentados, asesinatos y emboscadas que gozan de una total impunidad al grado de que los responsables se dan el lujo de adjudicarse los delitos a través de mensajes que al final de cuentas, para las autoridades competentes – o incompetentes- no representan nada.
Con un cuartel de seguridad pública erigido a lo alto de la colina, cual mirador que vela por la seguridad del pueblo, los criminales siguen ahí, envueltos en hojas de periódicos, y el terror y la angustia desarraigándose poco a poco de la población, que hoy ha aprendido a vivir así, en plena conciencia de que el delito se baña en sus costas y se esconde entre las olas.