lunes, 13 de abril de 2009

La Seguridad Pública en la Costa Grande, donde el delito se esconde entre las olas

Por Líbana Nacif Heredia

En palabras del General Heriberto Salinas Altés, “Guerrero se encuentra en un lugar privilegiado en materia de seguridad pública” y el balance de lo que va del año 2009, permite observar la eficacia de los trabajos de elementos policíacos, nuevas estrategias, sistemas y tecnología de protección civil.

La región de la Costa Grande, ha sido durante los últimos meses escenario de numerosos delitos de los que resaltan aquellos orquestados por el crimen organizado y dan cuenta de la preeminencia de bandas delictivas, las que a juzgar por las características de sus atentados y la impunidad en la que permanecen, generan la sospecha de que las propias autoridades públicas ejercen cierta complicidad.

No obstante, en el municipio de José Azueta, el de mayor nivel de desarrollo de la región, se erige desde hace poco más de un año el Cuartel Regional de Seguridad Pública y Protección Civil, un sitio que pretende funcionar como punto de recepción de información y organización de los operativos de seguridad regionales, en el que además se instruya a la policía y profesionalice a los próximos funcionarios de este rubro en los ayuntamientos y el gobierno del estado.

Los cuarteles regionales en todo Guerrero, sin duda representan un proyecto ambicioso con el que el gobierno pretende generar la sensación de seguridad y tranquilidad entre la sociedad para dar cuenta de que trabaja por el bienestar de la ciudadanía, sin embargo más allá del impacto en la opinión pública que pudiera representar la creación de tales instancias, habrá que analizar su pertinencia en los municipios cedes y los resultados que se pretendan a corto plazo.



El caso del cuartel de la Costa Grande, merece un particular análisis desde la perspectiva de los crímenes de alto impacto, delitos y presencia de bandas del crimen organizado y grupos armados que permean la dinámica social y la vida política en la zona.

Es claro que habrá que esperar los primeros resultados de sus programas, pero la pregunta es ¿cuánto tiempo más? si se ha anunciado ya una disminución de los crímenes de alto impacto y sin embargo siguen habiendo numerosos levantamientos, atentados, asesinatos y emboscadas que gozan de una total impunidad al grado de que los responsables se dan el lujo de adjudicarse los delitos a través de mensajes que al final de cuentas, para las autoridades competentes – o incompetentes- no representan nada.

Con un cuartel de seguridad pública erigido a lo alto de la colina, cual mirador que vela por la seguridad del pueblo, los criminales siguen ahí, envueltos en hojas de periódicos, y el terror y la angustia desarraigándose poco a poco de la población, que hoy ha aprendido a vivir así, en plena conciencia de que el delito se baña en sus costas y se esconde entre las olas.

viernes, 3 de abril de 2009

La generación que inaugura la ciencia política en Guerrero

A continuación el discurso de despedida de la primera generación de licenciados y licenciadas en Ciencia Política del IIEPA-IMA, pronunciado por la alumna Karina Estefanía Hernández Ojeda en la clausura celebrada el pasado 26 de marzo.

A nombre de una generación que busca abrir brecha en las formas de hacer política, hoy todas y todos con diversas tareas al servicio del estado, desde diferentes trincheras y con diferentes metas personales, pero con una misma visión, la de cambiar las viejas practicas para construir poco a poco una nueva cultura política que abone a la consolidación de una democracia.
Felicidades compañer@s

Hace casi cinco años entramos por primera vez al aula Giovanni Sartori e integramos uno de los grupos más plurales y diversos con los que haya tomado clase. ¿Qué tenía de especial este grupo que lo hacía tan diverso? Nada. El mundo, en sí lo es, pero la diversidad se oculta allí donde prima la intolerancia y el autoritarismo.

En el IIEPA, la diversidad encontró terreno fértil para nacer y crecer. En el primer proceso de crecimiento la inmadurez nos llevó muchas veces a enfrentarnos entre nosotros, con otros grupos e incluso con nuestros docentes. Sin embargo, el Instituto nos hizo madurar, nos enseñó el valor de la tolerancia y del diálogo, el respeto por la otredad y el rechazo absoluto a cualquier forma de dogma y discriminación.

Hoy quienes cosechan los frutos de este proceso no solamente somos quienes egresamos.

Nuestra madre, nuestro padre o quien nos haya permitido culminar nuestros estudios, recibirán nuestro título como resultado de nuestro esfuerzo, pero sobre todo de su sacrificio y su apoyo invaluable e imprescindible para terminar esta etapa de nuestra vida, el de ellos, los que hace varios años nos encaminaron al kínder entre emoción y llanto.

Nuestros y nuestras docentes, han dejado en cada una y uno de nosotros poco o mucho de sí mismos y se han ganado nuestro respeto, nuestra admiración pero sobre todo nuestro afecto y en algunas ocasiones nuestra amistad. Varios hemos entrado con padre y madre biológicos y hemos egresado como progenie intelectual de aquellos con quienes nos identificamos más.

Nosotros mismos hemos visto transformada nuestra vida a nivel profesional, académico y personal. Hemos cambiado la manera de interactuar con el mundo, con el medio ambiente, con los que coinciden o disiden con nosotros, con el sexo opuesto, con el poder. Somos guardianes de la democracia y de sus valores como la libertad, la equidad, la tolerancia y la legalidad. Es decir, somos ciudadanos y ciudadanas del mundo, del país y de nuestro estado.

Hemos aprendido a defender nuestra libertad de pensamiento y de conciencia, y hemos adquirido o potenciado nuestra capacidad de pararnos en cualquier tribuna y defender lo que es justo, los derechos y libertades de nosotros, y de los demás. Nos hemos convertido en personas responsables y comprometidas con las necesidades de nuestra sociedad y somos conscientes de nuestro papel como agentes de transformación del mundo y como forjadores del futuro de la humanidad. Es decir, nos hemos convertido en universitarios para toda la vida.

Con orgullo hemos concebido una identidad vinculada a nuestro estado y a las élites intelectuales. Hemos aprendido que nacer en un estado pobre y con carencias no es sinónimo de fracaso ineludible, de estancamiento ni de impotencia. Siguiendo el ejemplo de nuestro prócer, hemos puesto en alto el nombre del maestro Altamirano, de Guerrero y de México en otras latitudes, donde nos hemos medido con estudiantes y docentes de universidades punta, de primer mundo. Somos orgullosamente altamiranistas.

Hoy todos cerramos uno más de nuestros ciclos de vida. Hoy, habremos de continuar por caminos tan diversos como nosotras y nosotros mismos. Pero todo cuanto logremos a partir de ahora, nos obligará a volver la vista atrás, a nuestra primera formación en el IIEPA-IMA y decir: Gracias. Pero más aún, a la esencia del IIEPA-IMA, a su planta docente: GRACIAS, Gracias por lograr hacer de nosotras y nosotros lo que somos.

Líbana Nacif Heredia

Líbana Nacif Heredia
abre tus ojos