La rendición de cuentas ha sido un instrumento llevado al más alto grado de perversión en los últimos meses por los personajes políticos que protagonizan la coyuntura electoral de cara a la próxima elección para gobernador en Guerrero.
Quienes aspiran a las candidaturas por el Partido Revolucionario Institucional y el de la Revolución Democrática, protagonizan la escena política actual a través del ejercicio de demostración de fuerzas a base de su capacidad de movilización aunada a la competencia por las primeras planas de los diarios y la popularidad en los medios de comunicación.
Con el ingenuo pretexto de la realización de informes legislativos en el caso de los senadores y con giras de trabajo en los distintos municipios del estado llevando una exuberante promoción de programas y eventos de sus gobiernos, los aspirantes a Casa Guerrero han adelantado el proceso electoral.
Con lo anterior, han puesto también en tela de juicio la normatividad y la eficacia de sus propios institutos políticos y del mismo arbitro electoral para desenmascarar su fina vocación simuladora y la capacidad con que a través de ella y bajo la plena conciencia de la ciudadanía son capaces de acumular adeptos y mantener su competitividad electoral.
Para nadie es un secreto que las giras por todo el estado llevando informes legislativos y presentando programas de gobierno son mera actos de promoción política con miras a la candidatura para la contienda electoral que viene, así como para nadie es un secreto tampoco que se llevan acabo agresivos actos de campaña anticipada que representan un delito electoral claramente sancionable.
Tampoco es un secreto que las instituciones de Guerrero se han edificado bajo una suerte de simulación finamente interconectada entre una institución política y que cualquier acción que intente desenmascarar a cualquiera de los actores centrales del teatro político significaría un caos para la articulación de estos entes en los que se concentran las estructuras de autoridad que manejan las reglas del juego político, social y económico de todo el estado de Guerrero.
Quienes aspiran a las candidaturas por el Partido Revolucionario Institucional y el de la Revolución Democrática, protagonizan la escena política actual a través del ejercicio de demostración de fuerzas a base de su capacidad de movilización aunada a la competencia por las primeras planas de los diarios y la popularidad en los medios de comunicación.
Con el ingenuo pretexto de la realización de informes legislativos en el caso de los senadores y con giras de trabajo en los distintos municipios del estado llevando una exuberante promoción de programas y eventos de sus gobiernos, los aspirantes a Casa Guerrero han adelantado el proceso electoral.
Con lo anterior, han puesto también en tela de juicio la normatividad y la eficacia de sus propios institutos políticos y del mismo arbitro electoral para desenmascarar su fina vocación simuladora y la capacidad con que a través de ella y bajo la plena conciencia de la ciudadanía son capaces de acumular adeptos y mantener su competitividad electoral.
Para nadie es un secreto que las giras por todo el estado llevando informes legislativos y presentando programas de gobierno son mera actos de promoción política con miras a la candidatura para la contienda electoral que viene, así como para nadie es un secreto tampoco que se llevan acabo agresivos actos de campaña anticipada que representan un delito electoral claramente sancionable.
Tampoco es un secreto que las instituciones de Guerrero se han edificado bajo una suerte de simulación finamente interconectada entre una institución política y que cualquier acción que intente desenmascarar a cualquiera de los actores centrales del teatro político significaría un caos para la articulación de estos entes en los que se concentran las estructuras de autoridad que manejan las reglas del juego político, social y económico de todo el estado de Guerrero.
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