Por Líbana Nacif Heredia
El escultor acapulqueño Héctor C. Massiel presentó este jueves su exposición de pintura, escultura y arte objeto “Los sonidos del silencio”. La galería Ixcateopan del Centro Cultural Acapulco será el lugar donde durante dos semanas y media, del 12 al 30 de marzo, el publico podrá conocer y disfrutar de esta muestra del talento artístico guerrerense.
Una exposición con pinturas y dibujos al óleo que proyectan el lado subjetivo del sentimiento del hombre, a través de figuras humanas que hacen volar la imaginación de quien las contempla y permiten percibir sentimientos como tristeza, nostalgia, sexualidad o simplemente monotonía, es lo que ofrecen el arte pictórico de Héctor Massiel.
Por otro lado, convierte en arte piezas comunes del hogar, combina bandejas de agua y platos de cocina con pedazos de madera pintados y armados a manera de instrumentos musicales como una trompeta y un saxofón, rescata una guitarra vieja para plasmar armonía y más de su arte. Así mismo, erigido a lo alto, en medio y al extremo de la galería se contempla una ingeniosa pieza parida por la naturaleza, que en algún momento fue parte de un Arbor de tronco grueso que evolucionó en sus formas y el artista recogió seguramente en alguno de sus viajes para después barnizar y lijar cuidadosamente y darle el curioso efecto de la osamenta de una vaca.
También, en el suelo de deja arrastrar la serpiente emplumada, o un dragón quizá que a lo largo de su cuerpo, conformado por cuadradas cajitas de madera de diferentes tamaños, el artista ha plasmado los rostros de hombres y mujeres a bordo de un camión.
La protesta no se encuentra ausente en el arte de Massiel, pues en un rincón de la galería, detrás de un de tabla que expone la pintura de dos individuos cabizbajos, junto al cristal que permite la vista a la costera se encuentra una pieza de arte objeto que revela la preocupación del artista por el elemento que será en algunos años, el nuevo motivo de feroces conflictos y sangrientas guerras, con una pieza de madera en forma rectangular colocada de manera vertical para incrustar una llave de agua en la parte superior, con pintura azul derramada en toda la pieza, simula el artista una fuga de agua y con ello el desperdicio del vital liquido, que con borrosas letras a crayón rojo en la parte de madera invita a cuidar y valorar.
Una exposición con pinturas y dibujos al óleo que proyectan el lado subjetivo del sentimiento del hombre, a través de figuras humanas que hacen volar la imaginación de quien las contempla y permiten percibir sentimientos como tristeza, nostalgia, sexualidad o simplemente monotonía, es lo que ofrecen el arte pictórico de Héctor Massiel.
Por otro lado, convierte en arte piezas comunes del hogar, combina bandejas de agua y platos de cocina con pedazos de madera pintados y armados a manera de instrumentos musicales como una trompeta y un saxofón, rescata una guitarra vieja para plasmar armonía y más de su arte. Así mismo, erigido a lo alto, en medio y al extremo de la galería se contempla una ingeniosa pieza parida por la naturaleza, que en algún momento fue parte de un Arbor de tronco grueso que evolucionó en sus formas y el artista recogió seguramente en alguno de sus viajes para después barnizar y lijar cuidadosamente y darle el curioso efecto de la osamenta de una vaca.
También, en el suelo de deja arrastrar la serpiente emplumada, o un dragón quizá que a lo largo de su cuerpo, conformado por cuadradas cajitas de madera de diferentes tamaños, el artista ha plasmado los rostros de hombres y mujeres a bordo de un camión.
La protesta no se encuentra ausente en el arte de Massiel, pues en un rincón de la galería, detrás de un de tabla que expone la pintura de dos individuos cabizbajos, junto al cristal que permite la vista a la costera se encuentra una pieza de arte objeto que revela la preocupación del artista por el elemento que será en algunos años, el nuevo motivo de feroces conflictos y sangrientas guerras, con una pieza de madera en forma rectangular colocada de manera vertical para incrustar una llave de agua en la parte superior, con pintura azul derramada en toda la pieza, simula el artista una fuga de agua y con ello el desperdicio del vital liquido, que con borrosas letras a crayón rojo en la parte de madera invita a cuidar y valorar.
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